Fortificación bajomedieval y territorio

Las fortificaciones constituyen una de las imágenes más representativas del dominio territorial de los grupos sociales dominantes durante la Baja Edad Media. Esta arquitectura está cargada de significados claramente identificables por los propios promotores y por el resto de la sociedad. Es la representación material más contundente del lenguaje del poder que estos grupos proyectan de sí mismos y hacia los demás. La silueta de las torres del homenaje en el horizonte es uno de los rasgos que mejor caracteriza el paisaje bajomedieval. Sirven para identificar el control de un territorio por un determinado linaje ante amenazas externas o para mostrar una potente capacidad militar frente a grupos rivales en momentos de inestabilidad política y militar. Para garantizar la eficiencia de su función sus promotores se sirven de diferentes estrategias que tienen su reflejo en la tipología arquitectónica de estos edificios. Ofrecemos un repaso de algunas de las soluciones aplicadas a partir de ejemplos que resulten representativos de cada modalidad.

Alberto León Muñoz profesor de Arqueología, Universidad de Córdoba