La práctica de la guerra, siglos XIII-XV
La práctica de la guerra en la Edad Media era una combinación de acciones de depredación y desgaste del enemigo, asedios y operaciones de expugnación de los puntos fuertes del adversario y, en contadas ocasiones, de batallas campales. Desde la aparición funcional del castillo en el siglo X, este tipo peculiar de fortaleza dominó los escenarios bélicos porque ellos también dominaban la tierra. Si la conquista territorial era el fin último de las hostilidades, entonces había que apoderarse de los reductos castrales que tachonaban el espacio. De modo que buena parte de las campañas, grandes o pequeñas, estaban destinadas a la toma o defensa de las fortalezas, ya fuera mediante actos directos de fuerza o ya fuera mediante actividades indirectas. De ahí la excepcionalidad de la batalla y su escasa repercusión, salvo en contadas ocasiones, para convertirse en episodios militares decisivos. De todas maneras, la denominada “Revolución Militar” de finales del Medievo y comienzos de la Modernidad ha ocasionado un interesante debate sobre si esas características propias de la conducción de la guerra fueron sufriendo una mutación operativa. No obstante, se puede indicar que dicha “Revolución” fue más instrumental que estratégica y táctica. Es decir, la gramática de la guerra pudo ir cambiando algunos de sus aspectos formales, pero no su naturaleza básica.
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Manuel Rojas Gabriel profesor Hª Medieval , Universidad de Extremadura