Tema 8: La religión romana

La religión romana contó con un dilatado conjunto de concepciones religiosas y con un amplio abanico de prácticas rituales. Empero, no contó con una cosmogonía, mitología o teología propias, por lo que fue una práctica muy habitual la adopción de divinidades extranjeras.
La religión tenía un sentido utilitario y estaba al servicio tanto de los individuos como del Estado. La actitud religiosa de Roma estuvo determinada por el reconocimiento del poder de los dioses y de los vínculos que los relacionaban con los hombres, es decir, la pietas. Por lo tanto, era más que necesario conocer la voluntad de los dioses y mantener su favor mediante la práctica de sacrificios y plegarias. Así, esta relación no sólo era característica de los ambientes privados, sino que también fue política y estatal, pues la principal obligación del Estado consistió en indagar la voluntad de los dioses y mostrar agradecimiento por medio de la práctica de sacrificios, la celebración de juegos sagrados o la construcción de templos en su honor.
La religión romana presentó dos tipos de divinidades: las originariamente romanas y las que habían sido incorporadas progresivamente al panteón. Desde sus orígenes, la religión romana presentó tres tipos de cultos diferentes: los cultos populares o sacra popularia, los cultos públicos o sacra publica, y los cultos domésticos o sacra familiaria.
Por otro lado, desde la conclusión de las guerras púnicas Roma se sintió atraída por los cultos orientales, como el de la diosa Cibeles, las ceremonias mistéricas y los cultos que prometían una dicha eterna a sus fieles practicantes.
Finalmente, con la confirmación del credo niceno por Constantino en el año 325, el cristianismo comenzó la consolidación de un Imperio en el que la Iglesia ya no era sólo un factor de poder moral, sino, asimismo, una fuerza social y cultural que se integraba cada vez más en el poder político.

Miguel Ángel Novillo López profesor ayudante doctor-UNED

Raquel Viejo Montesinos realizadora CEMAV, UNED