¿Creían en el mal de ojo los romanos?
El envidioso, a través de sus ojos, lanza un daño de manera directa contra aquel que provoca su envidia, y puede causar la ruina de una casa: mediante sus ojos agostar las cosechas, matar a los recién nacidos y mermar el ganado, según cuenta Plinio.
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Irene Teresa Mañas Romero profesora de Historia Antigua, UNEDEdith Checa Oviedo redactora - locutora, UNED Media, UNED
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