Danza obrera. La acción del tiempo entre el cuerpo y la materia

Lo real instituye valor político a la práctica danzada en un presente en el que la existencia singular de «alguien» expone, expresa, declara un sentido del danzar en estrecha vinculación con lo vivo, destacando su rasgo de pertenencia al propio mundo de las cosas. Es así como, la noción de “cuerpo practicado” que liga reflexivamente la danza a la vida otorgándole una dimensión de existencia común y ordinaria habilitó la formulación de nuevas preguntas. ¿Cómo se relaciona esta concepción sensible de lo singular, este vínculo que establece lazos de reciprocidad entre lo sensible común y el sentido real de la existencia con el mundo del trabajo?; ¿qué configuraciones de libertad y empoderamiento promueve la danza como inversión energética del esfuerzo? En la presente comunicación propongo pensar la danza junto a la dimensión filosófica del trabajo creativo y colectivo. La danza obrera trabaja en un propósito tan hostil como humilde y sabe y se sabe invencible en su fuerza. Su tarea no tiene como misión producir, para saciar una necesidad básica, para evadir, para olvidar.

Viviana María Fernández Doctora en Artes. Profesora Universitaria de Danza Contemporánea, bailarina y coreógrafa independiente, Universidad Nacional de Córdoba, Rca. Argentina