Desmontando la Energía. Capítulo 5. Fracking: una fractura terminal.
La UNED en TVE-2
Al grito de “Drill baby drill”, Sarah Pallin, gobernadora republicana del Estado de Alaska entre 2006 y 2009, promovía una política energética basada en el apoyo incondicional a la industria del fracking. Este famoso eslogan, claramente envenenado para muchos ciudadanos de a pie, se ha convertido, paradójicamente, en símbolo de resistencia de los colectivos antifracking en los Estados Unidos.
A día de hoy, son ya numerosos los estudios científicos que avalan la relación entre la contaminación del aire, del agua, y las prácticas extractivas. En 2014 cuatro estados de tradición petrolera: Texas, Ohio, Virginia Occidental y Pensilvania, confirmaron casos de contaminación del agua. Pero la ingeniería jurídica del fracking se había adelantado, casi una década, a los estragos de la industria y a las represalias legales de los afectados. En 2005 la Enmienda Hallyburton eximía a las empresas de la responsabilidad de informar a la población sobre los fluidos tóxicos utilizados en la fractura hidráulica horizontal. Con este entramado legal sin cortapisas, la industria del shale gas se extendía como la pólvora, hacia otras latitudes.
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Enrique Hernández Parras geólogo y director técnico, GESSALDavid Alameda Carrillo director general , SHALE GAS EspañaJosé Luis Simón Gómez catedrático Geodinámica Interna, UNIZARRebecca Rotter afectada por explotación de Fracking en PennsylvaniaJohn Fenton afectado por explotación de Fracking en Wyoming, USA y activista anti-FrackingManuel Peinado Lorca catedrático de Biología Vegetal y director Cátedra de Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá, UAHYolanda Prieto Ramos realizadora - redactora UNED Media, UNED
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