Exposición de Tests Psicológicos en España, 1920-1970

El objetivo de esta exposición y su catálogo es revisar el comienzo de los tests psicológicos en España. Se ha elegido un periodo clave de 50 años: 1920-1970. El inicio de este periodo está marcado por el creciente interés en aplicar el diagnóstico psicológico en determinados contextos relevantes: fundamentalmente el trabajo con niños discapacitados intelectuales, la orientación profesional y la selección de personal. Con estos objetivos se introdujeron en España los primeros tests psicológicos a lo largo de la segunda década del siglo XX. Un hito especial por su trascendencia lo supone la escala de Binet-Simon, que marca el inicio de este periodo expositivo; su final coincide, aproximadamente, con la finalización de los estudios universitarios de la primera promoción de psicólogos, y la intensificación de la actividad de las casas editoras de tests que proporcionan al joven psicólogo español los tests emblemáticos más utilizados en la época: WAIS, WISC, MMPI, PMA, Matrices de Raven, etc.

Este periodo de 50 años, que incluyó una guerra y una postguerra, no fue una época de desconocimiento y oscurantismo, pues a pesar de las limitaciones materiales del momento, los profesionales de la Psicología, accedieron al conocimiento de muy diversos tests que circulaban en otros países, se tradujeron y adaptaron, con cuidado exquisito de los materiales, a la población española y se pusieron las bases firmes del desarrollo posterior de la Psicometría. Los tests psicológicos, que constituyen de alguna forma nuestra seña de identidad profesional, reflejan a la perfección la época en la que fueron creados, vemos pasar por ellos cambios en el vocabulario, en lo estudiado en las escuelas, en sus grabados y láminas se han ido reflejando la evolución en los hábitos y formas de la vida cotidiana, en las relaciones familiares y hasta en la manera de abordar los trastornos mentales. Como decía Machado “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar” y a través de esta mirada hacia atrás somos conscientes del tiempo transcurrido, se ha pasado de la madera al plástico, de los grandes aparatos artesanales a las pantallas de ordenador y muchos de los tests primitivos se han convertido en arqueología psicológica.

Sorprende constatar que en las primeras décadas del siglo XX existiera un grupo de personas: médicos, maestros, pedagogos de formación, pero con auténtica vocación psicológica, que estuvieran al día de los avances en técnicas de evaluación, relacionados con las figuras más relevantes de la época en Francia, Suiza, Alemania, Bélgica, Inglaterra y Estados Unidos, buenos conocedores de idiomas, asistentes a los primeros congresos internacionales de Psicología en los que participaban de manera activa etc. A su labor clínica, asistencial o pedagógica en muy diversos contextos se sumó la publicación de libros y artículos y en muchos casos también una labor docente. Por todas esas vías fueron entrando fluidamente en España los tests psicológicos. Hay que citar nombres muy conocidos, como Gonzalo Rodríguez Lafora o Emilio Mira y López, pero también otros menos conocidos que desarrollaron una labor importante para el conocimiento de los tests como Orellana o Juarros. Una figura de enorme relevancia fue el Dr.Germain, alma del Instituto de Psicología Aplicada, el CSIC y la Revista de Psicología General y Aplicada.

Es imposible hablar de los comienzos de la orientación y selección profesional sin recordar a Mallart. Y en los años 50 surge una nueva generación, que iniciando su recorrido en el CSIC lo terminará en las cátedras universitarias: Yela, Pinillos, Secadas, Siguán, Romano, etc. Las mujeres desempeñaron un papel importante. Maria Soriano, Mercedes Rodrigo que desarrollaron su actividad antes de 1936, Jesusa Pertejo, muy presente en las publicaciones de la Revista de Psicología General y aplicada en las décadas de los 50 y 60 o María Eugenia Romano, primera mujer catedrática de Psicología, precisamente de Psicodiagnóstico.
A ellos les debemos lo que hoy somos.