Punto de vista: Se intenta buscar la actitud humanista en el fenómeno de La Escuela de Traductores. Composición 1. Textos básicos
1. Estudio de la época de la Escuela
de Traductores
1. Las Escuelas de Traductores INTRODUCCIÓN Las invasiones bárbaras habían roto la unión del Mediterráneo, de la cultura bizantina apenas llegan vagas noticias; todo el paso de oriente a occidente está bloqueado. Gracias al contacto con Bizancio por parte del pueblo árabe (quienes estudiaron la cultura griega) y a través de Sicilia y España, se nutre la vida intelectual de Europa, por entonces atrasada con respecto al acervo cultural acumulado en Al-Andalus. El mayor espíritu de tolerancia en Al-Andalus se da en el Califato Omeya (musulmanes, judíos, cristiano, mozárabes y mudéjares conviven), todo ello es una simbiosis y una síntesis de la cultura alejandrina (culturas persa e india). Córdoba es el mayor foco cultural: se traen bibliotecas enteras de oriente, como por ejemplo la del Califa Al-Hakam, protector de sabios y patrocinador de estudios científicos (400.000 volúmenes), destacan la astronomía y la filosofía, a pesar de la oposición de los alfaquíes (ortodoxos) que quemaron bibliotecas como la de Al-Hakam, quemada por Almanzor, o las obras de Ibn-Hazm quemada en Sevilla por Al-Mutadid. El Califato de Córdoba tuvo su mayor auge en el s/X, época en la que llegan a España estudiosos u otros viajan fuera de España a divulgar los saberes. Sobre la traducción: Gracias a las traducciones se conservan textos perdidos originalmente con la decadencia del mundo árabe, por ejemplo: El Libro de la Lámina Universal (Abi B. Jalaf), El Libro de las Láminas de los Siete Planetas (Abul-Qasim B.al-Samh), etc. La traducción no fue solo puro proceso de transmisión (tópico difundido en el Renacimiento). Los sabios de la España musulmana hicieron avanzar la suma de los conocimientos de la época y enriquecieron los escritos con sus propios comentarios junto a las traducciones. También junto a estas traducciones florecen otros estudios científicos que tienen lugar en Tarazona (1119-1152 DC con el Obispo Miguel), en Burgos (donde se traduce a Avicena), Sevilla (donde se traducen obras de astronomía y astrología por Juan Sevillano) y Toledo (capital visigoda depositaria de ciencias y transmisor del conocimiento de Grecia). La introducción de los textos árabes en los estudios occidentales divide la historia de la ciencia y de la filosofía de la Edad Media en dos épocas:
Hay un gran choque de las mentalidades europeas con lo nuevo, dándose revueltas y finalizando en un panteísmo brutal (se producen condenas papales, prohibiciones en Paris y quemas de libros).
1. Textos básicos “La escuela de traductores de Toledo” -( Libro y Folleto) – Centro de Estudios y Actividades Culturales – Consejeria de Educación y Cultura. COMUNIDAD DE MADRID. “El concepto cultural alfonsí” – Francisco Márquez Villanueva – Editorial Mapfre. “Luz frente a Oscuridad: La escuela de traductores de Toledo y el mito fundacional de la cultura universitaria” – Enrique Viaña Remis _ Universidad de Castilla –La Mancha, Fundación Europea de la Cultura. “Las traducciones toledadas como encuentro de culturas” – Mariano Brasa Diez. “Historia de los heterodoxos españoles” – Marcelino Menéndez Pelayo _ Biblioteca de Autores Cristianos. “Sobre la Escuela de Traductores de Toledo” – Mª Teresa Gárrulo. Documentación afro-asiática. Serie nº 18. “La escuela de nigromancia de Toledo” – Jaime Ferreiro Alemparte – Anuario de Estudios Medievales 13-1983. “La Escuela de Traductores de Toledo y sus colaboradores judíos” – Diputación Provincial de Toledo. 3. Entrevistas Director de la Escuela de Traductores
de Toledo 4. Fondos documentales Biblioteca de la Catedral de Toledo 5. Lugares de ubicación Catedral - Sinagoga del Tránsito - Monasterio del Tránsito – Barrio de la Judería – Santa María la Blanca – Muralla de la ciudad y cauce del Tajo – Puerta del Sol – Puerta de Bisagra – Artesanías. 6. Elemento humano en sus distintas épocas
Alfonso X, el sabio: “El hecho central
y decisivo de su reinado es la opción del castellano como clave de un
ambicioso proyecto de renovación intelectual. Esta opción destruía el
monopolio del latín y lo relegaba a la categoría de lujo o entretenimiento
para unos cuantos y supone uno de los hechos más decisivos en el devenir
histórico de los pueblos hispánicos. Don Alfonso daba este paso a partir
de un sobrio diagnóstico de la realidad de sus tiempos y sus reinos.
El diario contacto humano con las realizaciones de la cultura árabe,
que en la práctica era actualizada por los judíos, le hizo ver la gran
oportunidad de hacer a sus reinos beneficiarios integrales de unas riquezas
envidiadas por toda la Cristiandad. El castellano era el nexo de unión
de las tres culturas.” F. Márquez - Prólogo :“El concepto cultural alfonsí
“ El 8 de Mayo de 1254 extendió la carta
fundacional a la escuela iniciada años atrás por Alfonso IX en Salamanca.
Se ignora la teología y favorece los estudios jurídicos. El profesorado
estaba formado por clérigos de origen compostelano y seglares boloñeses,
que distaron de realizar ninguna labor brillante. Árabes: En Toledo había en la época de la conquista cristiana unos 21.000 árabes y 4.000 mozárabes. Si bien la nobleza árabe huyó hacia el sur, la reconquista no supuso la expulsión de la población musulmana, por lo que muchos se quedaron. Toledo, tras la conquista islámica, dejó de ser la capital del reino visigodo, pero se convirtió en una de las principales ciudades de Al-Andalus y tras el desmembramiento del califato de Córdoba pasó a ser la capital de una de los reinos taifas más importantes de la península. Sus califas alientan y protegen el estudio y las artes. Crearon un centro de estudios astronómicos del que surgieron las Tablas Toledanas, basadas en el meridiano de Toledo, que eran las más precisas de la época y en las que se basó posteriormente Alfonso X. La ciudad disponía además de grandes bibliotecas como de de Ibn Al-Hanasi. La civilización islámica conoció entre los siglos IX y XIII un esplendor científico y artístico sin parangón. En el siglo IX, Al-Mamún había fundado en Bagdad la denominada Bayt-al-Hikma (Casa de la Sabiduría), que fue escuela de traductores, biblioteca, observatorio astronómico y academia de ciencias. En ella se tradujeron numerosas obras de las civilizaciones griega, india y persa y se sentaron las bases para el desarrollo de las matemáticas, la astronomía, la historia y la geografía. Desde la India, a través de Bagdad, se introducen los números indios, el cero y la coma decimal, que fueron asimilados por la matemática árabe. Con las traducciones de los clásicos la civilización árabe también asimiló las ideas de Platón, Aristóteles, Ptolomeo y Galeno. Todos estos conocimientos llegaron primero a Córdoba y de allí pasaron a Toledo. En todas las tierras del Islam se daban índices de alfabetización muy superiores, respecto a Occidente y otras culturas. Establecieron una avanzada cultura urbana, fundada en la accesibilidad a diversas modalidades de enseñanza y en la presencia del libro, allí un producto barato (habían desarrollado la tecnología del papel) y respaldado por un eficaz sistema de producción. En el sigo XII surge en España el denominado estilo mudejar en el arte, síntesis del arte califal y el románico. Judíos: Cuando Alfonso VI conquista Toledo, la comunidad judía
representaba el 15% de su población , aproximadamente 4.500 personas,
que siguieron viviendo en la judería, dedicada como siempre al comercio
o al servicio de reyes, arzobispos y nobles, como recaudadores de impuestos
y administradores.
ÉPOCA AÑO ACONTECIMIENTOS/OBRAS/TRADUCTORES
1.Estudio de la época de la Escuela de Traductores Desde la tercera década del s/XII hasta bien entrada la mitad del s/XIII se dio en Castilla una ingente labor de traducción del árabe al latín, primero, y, más tarde, del árabe al castellano fruto de un esfuerzo de consuno de sabios moros, cristianos y, sobre todo, judíos, en lo que dio en llamarse La Escuela de Traductores de Toledo. Estas versiones, latinas o castellanas, de textos árabes, inyectaron en los centros de enseñanza peninsulares y ultrapirenaicos un gran caudal de conocimientos nuevos que cambiaron casi por completo la trayectoria del saber latino preparando el camino para el formidable avance que supuso el Renacimiento. En la época RAIMUNDIANA cristianos, moros y judíos se encontraban fatalmente separados y, a la vez, se necesitaban mutuamente, lo que les obligó a un esfuerzo común pero con diferentes funciones: los cristianos como receptores de la ciencia recogida y desarrollada por los musulmanes y los judíos como mediadores entre ellos. A) La ciencia en la época medieval.
El intercambio cultural entre cristianos, moros y judíos (en Europa)
comenzó antes del 1130, pero solamente cuando los prejuicios de religión
fueron vencidos (sobre todo en España, y concretamente en Toledo, donde
se conceden a los judíos los mismos derechos que a los cristianos),
en los s/XII y XIII y los tres grupos trabajaron juntos fue cuando las
ciencias florecieron. C) Don Raimundo, propulsor de traducciones y mecenas de traductores. Natural de Salvetat, en Gascuña fue traído por su predecesor en la sede metropolitana, el Arzobispo Bernardo, que murió el 2 de abril de 1125, confirmando entonces el Papa a Don Raimundo en este puesto y en 1128 consiguió que sus clérigos quedaran exentos del servicio de las armas y, entre otros hechos, en los últimos años de su vida se dedicó a la urbanización de Toledo. Todos los autores aceptan su posición como mecenas de traductores y Menéndez Pidal menciona que fue la fuerza de las circunstancias las que le obligaron a ello (el contacto con los extranjeros, su pertenencia a la orden de San Benito que mantenía escuelas filosóficas y teológicas en distintos puntos de Europa. Además es la época de las cruzadas y la expansión del cristianismo, Pedro el Venerable, de la orden de Cluny recorre diversos países y viene a España en 1141. El Corán fue traducido entre 1141 y 1143. Los clérigos mozárabes, cuya lengua materna es el árabe, podían traducir al romance, mientras que los otros, más eruditos lo ponían en latín. Además el sector judío tenía sus academias, lo que apoyó a que Don Raimundo creara la suya propia, pero haciendo hincapié en las traducciones, no en la enseñanza. Finalmente el Arzobispo luchó por la supremacía de su sede frente al resto de la península, se preocupó del bienestar de sus clérigos, de la urbanización de la ciudad y el regadío de sus campiñas, poseyó bibliotecas con abundancia de textos árabes y tuvo cierta jurisdicción sobre la brillante aljama: dado su carácter ambicioso querría rivalizar con otras ciudades y sedes catedralicias de Europa.
Tras su engrandecimiento y entrada
en contacto con pueblos de superior cultura, el califato abbasí (750
DC) experimentó gran ansiedad por familiarizarse, sobre todo, con la
ciencia y la filosofía griegas, y de primera intención en el terreno
de la medicina. Los siglos IX y X conocieron en Oriente otra masiva
oleada de traducciones, cuyo catalizador iban a ser los cristianos nestorianos
y el siriaco como lengua-puente entre el griego y el árabe, con anterioridad
al abordaje de versiones directas. 3.Influencias epocales de ese momento histórico en Toledo “Al amanecer el siglo XI los reinos
cristianos del Occidente peninsular acaban de superar el riesgo de su
destrucción a manos de Almanzor y pueden contemplar, con el derrumbamiento
del califato cordobés, un futuro por primera vez prometedor. Es también
el momento de dirigir una mirada en torno para contemplar su legado
cultural latino-eclesiástico en el lamentable estado de que dan amplia
fe los documentes notariales leoneses. La cultura de aquellos reinos
venía alimentándose de la tradición mozárabe-isidoriana, que comenzaba
por haber sido una operación de salvamento del saber antiguo. Realizada
a toda prisa en los últimos momentos de su ocaso, dicha tradición se
vio después reducida en al-Andalus a un callejón sin salida por la competencia
de la superior cultura árabe. La latinidad, en tales condiciones, miraba
a la antigua Bética como su venero intelectual. La conquista de Toledo coincidió con
el movimiento renovado y unificador en el mundo cristiano occidental
del Papa Gregorio VII y esto contribuyó a dar a Toledo el signo de unificar
entre sus muros a árabes, judíos y cristianos.
1. Las Escuelas de Traductores En toda la historia antigua y medieval
no hay acaso un fenómeno similar al movimiento de traducciones desarrollado
en España del siglo XII al XIII. De un modo sistemático y en etapas
extraordinariamente cortas se lleva a cabo la empresa ingente de verter
al latín todo el principal fondo literario, científico, matemático,
médico, astronómico y filosófico de los árabes y judíos y junto con
ello las fuentes antiguas de ellos, sobre todo las obras de Aristóteles
y sus comentaristas griegos. Demuestra este hecho una sorprendente permeabilidad
cultural, estimulada por una curiosidad científica ávida y optimista.(Pág.
559 H. Filosofía –J.Hirschberger). Un esfuerzo tan fructífero y tan prolongado es sólo concebible sobre el fondo de una sociedad dispuesta a limitar los alcances del conflicto religioso, como de un modo tácito ocurría en conjunto bajo el Islam y también en ciertos ambientes urbanos de la España de aquellos siglos. Esta labor traductora no pudo reproducirse fuera de la Península, ni dejó de ser eminentemente hispana a pesar de incluir a muchos nombres extranjeros, que sólo allí encontraban los medios y el ambiente adecuado para el logro de sus tareas.” Pág. 73-76 “El concepto cultural alfonsí”.
Al hablar de Escuela pensamos en un centro físico donde tendría lugar esta labor intelectual. Algunos especialistas consideran que debió existir una institución organizada, como una incipiente universidad, pero fue más bien un equipo de intelectuales que trabajaron juntos en las bibliotecas y en la catedral de Toledo y siguieron unos métodos comunes para traspasar los conocimientos orientales a las comunidades cristianas y de ellas a toda Europa. “La denominación de “escuela de traductores” es efectuada por Amable Jourdain a comienzos del siglo XIX. No hubo ninguna Bayt al-Hikma toledana, pero tampoco fue un acuerdo ocasional de individuos para trabajar juntos en algún polvoriento sotabanco toledano. Sólo es concebible bajo el respaldo de una previa tradición, ya que su labor exigía una infraestructura sólida no sólo en lo relativo a técnicas, sino también a mercado de auxiliares, conocimiento del mapa intelectual y un tipo de circulación o disponibilidad de códices que obliga a pensar en alguna forma de bibliotecas o repositorios de libros selectos. Se ha pensado en la biblioteca de la catedral como posible solución, y al parecer ésta poseía a mediados del siglo XIII ciertos armarii arabum frecuentados por los traductores, pero no hay seguridad de que estuvieran allí un siglo antes” – Pág. 76 “El concepto cultural alfonsí”. Tras la conquista de Toledo en 1085
por el Rey Alfonso VI, la capital visigoda sucedió a Córdoba como centro
cultural de España y de Europa. Muchos de los libros de las bibliotecas
de Córdoba (que llegó a contener 400.000 volúmenes) habían pasado a
Toledo y otros muchos continuaban llegando de Oriente. Don Raimundo,
arzobispo de Toledo (1125-1152 DC) organizó la Escuela de Traductores
de Toledo, para llevar a cabo las traducciones al latín de los libros
científicos y filosóficos árabes que tenían tanta demanda en la Europa
cristiana. En estas traducciones colaboraban eruditos árabes, judíos
y cristianos que trabajaban juntos traduciendo textos árabes que transmitían
el pensamiento de los grandes autores griegos como Platón, Aristóteles,
etc., que estaban casi olvidados en la Europa medieval. La Escuela de Toledo alcanzó tanta fama que fue visitada, como antes lo había sido Córdoba, por numerosos eruditos extranjeros. Pedro el Venerable (abad de Cluny 1092-1156) expresó su sorpresa al descubrir en Toledo libros escritos en papel, que él llama pergaminos de trapo. El papel, usado en España, era desconocido en Europa. El libro de papel más antiguo que se conserva en Occidente es un misal toledano del siglo XI.
Tiene dos etapas muy diferenciadas:
Pieza clave en la formación de la Escuela
de Traductores fueron los judíos, como transmisores de diversas culturas,
por su penetración en los mundos árabe y cristiano. Muchos de sus filósofos
habían escrito en árabe (Ibn Gabirol y Maimonides) y tenían especial
interés en traducir sus obras al hebreo, junto con otras de autores
árabes, para los judíos del área cristiana. La forma de trabajo que utilizaban
era la siguiente: En todas las traducciones de obras árabes o hebreas
colaboraban un judío, que hacía una versión oral del romance, (que sin
dejar por el momento huella escrita en la lengua vulgar, fue para ésta
un eficaz ejercicio de exposición didáctica) y un cristiano, que trasladaba
esta versión romance al latín. - La segunda etapa tiene lugar en el reinado de ALFONSO X EL SABIO. Prosigue la costumbre de que en las versiones de lenguas orientales trabajen a la par judíos y cristianos y fruto de su labor son varias traducciones latinas, pero es más frecuente que la obra quede en romance y que el cristiano ponga en castellano más literario la versión oral de su compañero. Esta preferencia por un texto romance, absteniéndose de pasarlo al latín, respondía a los afanes del monarca respecto a la difusión de la cultura, pero es indudable que obedeció también a la intervención de los judíos, poco amigos de la lengua litúrgica de los cristianos. La consecuencia fue la creación de la prosa castellana. También la grafía quedó sólidamente establecida, puede decirse que se mantuvo hasta el siglo XVI. El uso del castellano como puente para
la traducción de los textos arábigos al latín tuvo consecuencias importantes
para el desarrollo del español en su etapa temprana, como ya se ha apuntado.
Las traducciones española, a pesar de ser un tosco borrador oral interpuesto
entre dos lenguas muy elaboradas y precisas como el árabe y el latín,
constituyeron un formidable ejercicio para la formación de un modo de
expresión que luchaba por ser artístico. Como resultado del mismo, la
prosa española del siglo XIII se había amoldado a la sintaxis árabe.
La actividad traductora había sido
decisiva para el crecimiento intelectual del Islam. El mecenazgo prioritario
con que se fomentan las tareas de traducción constituye un destacado
aspecto de la sociología cultural de Oriente que ha de reproducirse
después en la Península Ibérica tanto islámica como cristiana. Lo hará
primero a través de califas y reyes de taifas y después de príncipes
eclesiásticos, infantes y reyes como don Fadrique, Alfonso X y Pedro
IV de Aragon. Va a llegar dignamente, por último, hasta los grandes
nobles (don Enrique de Villena, marqués de Santillana) y maestres de
órdenes militares en el siglo XV.
La actividad traductora desarrollada en Toledo supuso un impulso sin precedentes para universidades como Paris, Bolonia y Montpellier. La enseñanza universitaria, basada en el análisis y discusión de textos, se nutre, a partir del s/XIII a partir de traducciones elaboradas en Toledo y se impregna del aristotelismo, el sufismo, el emanatismo y, sobre todo, el averroísmo contenido en ellas. Gracias a las traducciones las obras de Aristóteles se convierten en textos universitarios con Santo Tomás y la Escolástica. En Literatura, El Libro de la Escala de Mahoma es una fuente más que probable de “La Divina Comedia”. La aportación de La Escuela fue especialmente significativa en Medicina, Matemáticas, Astronomía y Astrología. El Canon de Medicina de Avicena (traducido en el s/XII), se consideró texto fundamental en todas las Facultades occidentales hasta el s/XVII. La Trigonometría islámica, el sistema sexagesimal, las Tablas Astronómicas de Al-Juwarizmi y las obras patrocinadas por Alfonso X son el punto de partida de la Astronomía europea y fuente de los trabajos de Copérnico, Galileo, Kepler y Newton. Tan importante como la propia transmisión de conocimientos, fue la adopción del método experimental que caracterizó el florecimiento de las ciencias y las artes en el mundo árabe islámico, basado en la experiencia, la observación y la analogía, básico para el desarrollo de la ciencia moderna y el Renacimiento europeo.
El fenómeno conocido en Toledo como “La Escuela de Traductores” originado por el aporte específico de las culturas coincidentes en ese momento preciso, produce, por la mezcla y cristalización en el crisol que representa la ciudad de los aspectos más positivos de sendos pueblos, una proyección más allá de las primeras intenciones de judíos, árabes y cristianos: la universalización del saber producido hasta el momento y, con ello, la posibilidad de mayor conocimiento y evolución.
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