Hola, buenas tardes. Soy Miguel Ángel Carrasco, profesor de psicodiagnóstico de la Facultad de Psicología de la UNED. El programa que esta tarde os proponemos tratará de la agresividad infantil. Nos acompaña la doctora Victoria del Barrio, profesora titular de psicodiagnóstico de la Facultad de Psicología, que muchos de ustedes conocerán por sus numerosos trabajos en el campo de las emociones infantiles. Buenas tardes, Victoria. Buenas tardes. El incremento de la agresividad en nuestros jóvenes es algo que se ha hecho notar en los últimos años tanto en la prensa como a través de los padres o a través de los profesores, los cuales informan de un claro aumento de los comportamientos disruptivos y de la indisciplina en nuestros menores. Además, por desgracia, es una conducta bastante estable y una de las principales predictoras de la conducta delictiva posterior. Explicar estos cambios quizás requiera un análisis no solo psicológico, sino también sociológico, por ejemplo, la incorporación de la mujer al mundo laboral, los nuevos modelos de familia, los estilos de socialización, la influencia de los medios de comunicación, etc. Y también, cómo no, cambios o variables de carácter biológico. En este caso nosotros vamos a tratar de centrarnos haciendo un recorrido resumido en aquellos aspectos de carácter más psicológico. Vamos, si os parece, a comenzar por definir qué es la conducta agresiva o cuándo podemos hablar que un niño es agresivo. ¿Cuándo podríamos decir esto, profesora del barrio? Pues cuando la conducta de un niño o de un adolescente produce un daño, ya sea físico, ya sea psíquico, en un sujeto o en objetos, porque naturalmente no solo la meta de la agresión son las personas, también son las cosas, por ejemplo, el vandalismo es una agresión, una agresión que no afecta a personas, pero que naturalmente afecta al colectivo social y que es importante también tenerlo en cuenta. Y que además, normalmente, los sujetos que hacen este tipo de actividad vandálica también son sujetos que no tienen frontera a la hora de pasar a producir ese mismo tipo de acción sobre las personas. Esta podría ser una definición genérica sobre el concepto de agresividad que yo creo que un punto esencial es la intencionalidad por parte del niño de hacer ese daño o cometer ese daño, ya sea como dice la profesora del barrio, a objetos o a personas. Pero también otros autores han diferenciado distintos tipos de agresividad, por ejemplo, la agresividad verbal de la física o la agresividad hostil de la instrumental, la hostil cuando es simplemente una reacción más emocional y la instrumental cuando va encaminada a conseguir algún tipo de beneficio. Otro tipo de agresividad más directa y frente a agresividad de carácter más indirecto, que suele tener que ver con la socialización o con el curso evolutivo de la agresividad. Como cualquier otra conducta infantil, siempre ha de ser abordada desde un punto de vista evolutivo y efectivamente la agresividad tiene cambios a lo largo de los años. ¿Podríamos establecer algún curso de la agresividad? Naturalmente, como toda actividad humana, está sujeta a evolución y todo el mundo piensa que la agresión se produce mucho más en los sujetos adolescentes que en los niños, pero es una visión equivocada. Simplemente lo que cambia es los efectos de la agresividad. Los niños empiezan a ser agresivos, digamos, desde el comienzo de la vida hay ira, por ejemplo. Si nosotros nos fijamos en la concepción teórica de la ira como desde la teoría del "aha" que se dice en inglés, pero que es ira, hostilidad y agresión, es una secuencia evolutiva y los niños empiezan teniendo sentimientos de ira. Pero la agresión, que es el último peldaño de esa conducta iracunda, pues realmente se produce el pico más alto de frecuencia de la agresión se produce entre el año y los dos años del niño. Los niños pegan, tocan, empujan y quitan cosas a sus compañeros y rompen cosas en una frecuencia muchísimo mayor que en cualquier otra edad. Sin embargo, este tipo de agresión es de baja intensidad. En primer lugar, porque los niños son pequeños y no tienen fuerza y en segundo lugar, porque tampoco tienen más que una conducta impulsiva de solución de un problema en un momento determinado. Pero a medida que pasa la edad, empieza a partir de los dos años, empieza a bajar el número de ocasiones en que el niño agrede y también empiezan los procesos inhibitorios de la agresión, que es justamente los procesos de procesamiento de información intelectualmente, moralmente, se producen unos hitos que funcionan como inhibidores de la agresión. Y en la pubertad, que se produce una desorientación y una crisis en todos los niños, entonces es cuando se decantan los niños que son realmente agresivos y que sobrepasan los puntos de corte de la normalidad y que entonces son más agresivos y más peligrosamente agresivos. Pero la mayor parte de los niños en la crisis de la pubertad entienden que la agresión es una forma inadecuada de resolución de problemas y empiezan a inhibir la conducta agresiva y generar formas alternativas de solución de problemas. Por lo tanto, por ejemplo, Tremblay ha hecho un estudio muy minucioso de cómo evoluciona la agresión a lo largo del tiempo en los niños y también piensa que hay que tener en cuenta que sólo un 7% de la población general continúa siendo agresiva y que el otro porcentaje que es realmente importante pues inhibe la conducta agresiva y comienza una vida adaptativa, socialmente adaptativa y que desaparece en cierta medida la agresión, por lo menos la física. Lo que entendemos por agresión física, eso desaparece, aunque la verbal puede continuar a unos niveles más intensos que la física. Además de la edad, que ya vemos que en el curso evolutivo hay una disminución progresiva que posiblemente tenga mucho que ver con esos mecanismos inhibitorios y con la socialización que se produce de esa agresividad, el sexo también ha aparecido como una variable favorecedora en muchos casos de la agresividad. De hecho, la mayoría de los estudios apuntan a encontrar que en el sexo femenino la agresividad es mucho menor y en el varón es mucho mayor. Sí, eso se ve en casi todas las emociones. Hay una relación muy constante con el sexo. En el caso de la agresión, por ejemplo, es el sexo femenino el que tiene menos y sin embargo en la depresión es el que tiene más. Y estas diferencias fundamentalmente se producen en cuanto el individuo se instala socialmente en el sexo con más violencia. Naturalmente hay unas explicaciones de tipo biológico, claro, y que están ligadas fundamentalmente a una interpretación hormonal en donde la conducta está modulada por esa distinta base de tipo orgánico. Pero de todas maneras hay que pensar que esta predisposición biológica es potenciada enormemente por los distintos papeles que ofrece la sociedad como instalación en el mundo. Y por lo tanto los niños tienen una tremenda promoción de la conducta agresiva desde un punto de vista social, desde la educación, desde la expectativa, etc. El otro día comentaba yo jocosamente que hay un periódico que ofrece un coche y una señorita Pepis maquillaje. Pues eso, sin más, quiere decir que hasta los más media promocionan esa distinta base y cuentan con que la sociedad está promocionando eso y que va a querer, el señor que compra un periódico y tiene un hijo va a querer un coche y el que tiene hija… Indudablemente yo creo que el papel de los medios de comunicación, que me gustaría que después tratáramos brevemente, el papel de los medios de comunicación como todos los aspectos socializadores tienen que ver cuando relacionamos el sexo con la agresividad. Porque hay un dato curioso y es que cuando hablamos de distintos tipos de agresividad las diferencias son distintas también. Por ejemplo, en las niñas si hablamos de agresividad indirecta o si hablamos de agresividad verbal ya los datos no son totalmente equivalentes a cuando estudiamos agresividad física. Por supuesto, porque naturalmente la agresión y la agresividad pertenecen a la naturaleza humana porque es un mecanismo de defensa y no podemos pensar que las mujeres están exentas de un mecanismo de defensa, pero que lo canalizan en distinta dirección. Yo siempre digo que los hombres suelen suicidarse con armas de fuego y las mujeres con medicación. Las mujeres son más envenenadoras y los hombres más depredadores con armas de fuego, armas blancas, etc. Es decir, que naturalmente la mujer es agresiva. No se puede pensar que las mujeres somos palomas en absoluto. No, somos agresivas, pero esa agresividad tiene otra canalización diferente. Es difícil explicar el aumento de la agresividad en nuestros días. Si atendemos a la literatura científica que ha estudiado el comportamiento agresivo, encontramos que existen numerosas variables que facilitan e inhiben la conducta agresiva. Por comentar alguna, yo he pensado que podríamos clasificarlas de forma muy genérica, posiblemente equivocada, en dos grupos de variables. Una de variables más endógenas o exógenas que tienen que ver con el propio sujeto y otras variables externas o exógenas que están relacionadas con el sujeto pero que no están intrínsecamente unidas a él. Por ejemplo, entre las variables endógenas, han aparecido algunos estudios, y en este sentido Bandura ha sido uno de los promotores, de cómo existen mecanismos cognitivos que tienen que ver con la disuasión moral que facilitan la conducta agresiva. Por ejemplo, los niños agresivos tienden a justificar mucho más la agresividad, tienden a pensar que la agresión no va a hacer ningún tipo de daño, sino que el daño va a ser mínimo. Sí, son aspectos cognitivos. Sin embargo, yo pienso que esos aspectos cognitivos que funcionan del interior del individuo son exógenos, en el sentido de que proceden del proyecto que ofrece la sociedad como constitución del sujeto, como participación del sujeto y su relación con el mundo externo. Porque realmente, si vas a ver, las cuestiones que son estrictamente endógenas tienen más que ver con lo que es temperamento, con lo que es personalidad y factores ligados realmente muy estrechamente a ello, como puede ser la impulsividad, como puede ser la hiperactividad o actividad excesiva. Y sin embargo, esas cuestiones de tipo cognitivo, que son naturalmente endógenas en el sentido de que son internas al sujeto, son mucho más programas de educación que el individuo va asimilando y que va produciendo justamente el desarrollo moral. Pues en todos los niños se produce un desarrollo moral. Sin embargo, hay unos grupos sociales que ese desarrollo moral es mucho más inhibidor de agresión que en otros. Y yo creo que uno de los problemas que se está produciendo en la sociedad actual es que el programa más inhibidor de la agresión es la conducta amorosa, es decir, el querer al otro. Y que esa conducta amorosa de tener en cuenta al otro, de querer al otro, de estar pendiente del otro, de ponerse en el lugar del otro, por ejemplo, la empatía, etcétera, eso tiene su origen en el mundo afectivo del niño y eso se produce en el seno familiar. Y hay una tendencia a que en la sociedad actual los niños estén en una situación de separación familiar en donde los momentos de integración familiar son muy cortos, muy breves y a veces en una situación de cansancio o de terminación de día y los vínculos afectivos son muy superficiales. El egoísmo está generando una especie como de acorralamiento de la conducta de tipo altruista, que es la que realmente inhibiría más la agresión, porque la agresión a última hora es "qué tal te tú, va a ponerme yo", más o menos, simplificando mucho. Y eso realmente solo se inhibe de verdad cuando tú quieres al otro y eso se genera en el núcleo, supongo que podemos hablar de ello también, en el núcleo donde se fragua la relación amorosa que es en las conductas de apego. Por tanto, tiene que ver con la agresividad, la empatía, tiene que ver la conducta prosocial, el razonamiento moral y tiene que ver un vínculo seguro relacionado con el apego como variables digamos inhibidoras en este sentido de la agresividad. ¿Habría algunas características temperamentales o de personalidad que pudiéramos enunciar como variable facilitadoras o inhibidoras de la agresividad? Yo creo que dentro de lo que es el temperamento, una de las cuestiones que siempre se ha estado uniendo es la proximidad huida, ese factor del temperamento. Los niños que tienen una facilitación de las conductas de aproximación son menos agresivos. La otra es el nivel de actividad, claro, naturalmente y también la ritmicidad, los niños más rítmicos son más fáciles de educar y entonces los elementos de distorsión, de frustración, de lucha son menores y es también otro facilitador. Yo creo que esos son los factores temperamentales más, si se quiere, importantes dentro de la globalidad de lo que es el temperamento. Y luego desde el punto de vista de la personalidad está clarísimo que siempre se hace el neuroticismo por una parte es un promotor mientras que el control es un inhibidor y la extroversión es un promotor mientras que la introversión sería un inhibidor. Porque parece que en relación con la extroversión algunos datos son contradictorios porque la extroversión tiene un componente de sociabilidad que de alguna manera facilita un comportamiento relacional adecuado. Lo que pasa que parece ser que cuando esa extroversión es exagerada… Y cuando se combina con otros elementos de riesgo, pero hay una cierta constancia, eso empezó Eisen con esta relación y prácticamente con el Big Five también aparece el mismo tipo de comportamiento digamos correlacional. Y efectivamente es verdad que los individuos extrovertidos son más sociables, los que son sociables, pero los que de alguna manera priorizan su capacidad egoísta pues naturalmente tienen menos atención al otro, por ejemplo. Y parece que en este sentido hay esa facilitación al no tener una atención más focalizada pues pueden también con más facilidad no tener en cuenta al otro. Hay dos aspectos que a mí me gustaría tocar antes de ir terminando que yo he clasificado como variables más exógenas al niño por hacer algún tipo de clasificación que son los hábitos de crianza y la familia como variables facilitadoras o inhibidoras de la agresividad y los medios de comunicación. En primer lugar, centrándonos en la familia, la mayoría de los autores casi todos hablan de dos dimensiones en los hábitos de crianza, uno más relacionado con el amor o con la relación afectiva y otro más relacionado con el control o la disciplina. ¿Cuál sería la conjugación ideal para favorecer una conducta no agresiva? Por supuesto la amorosa, pero también hay que decir que la gente interpreta la disciplina como una disciplina de castigo, cosa que no es así. Hay los padres que son controladores y el control consiste en castigar y eso sí sería una… primero, si el castigo es físico todavía más, pero eso sería una conducta promotora de la agresión. Y otra cosa es la disciplina, la disciplina generada en organización de hábitos que están orientados a la socialización y eso no es negativo, sino todo lo contrario y está saliendo continuamente en los estudios que se hacen sobre hábitos paternos. Que la disciplina más el… no el control, sino la disciplina más el amor es lo ideal. Y es curioso cómo también aparece en este tipo de… La disciplina entendida como el uso de reforzadores y de castigo… Como establecimiento de hábitos, como que la gente sepa que tiene que estudiar, que tiene que levantarse, que tiene que esforzarse, que tiene que… y que es decir, el SFER, todo está permitido, que es la indisciplina, para decirlo de alguna manera más precisa, esa es la conducta peor respecto de todo el proceso educativo. Que unas veces se puede hacer una cosa y otras no, que unas veces se controle el estudio y otras no, o que no se preocupen para nada de lo que hace el hijo. Eso verdaderamente es demoledor porque los niños necesitan saber a qué atenerse. Y eso lo saben porque hay unas normas y esas normas siempre son iguales. Las normas naturalmente tienen que ser flexibles, las normas tienen que ser impuestas por simpatía, por amor, porque quieres agradar al otro, porque quieres mejorar al otro. Y ese es el clima en donde se tiene que establecer la disciplina dentro de la familia. Pero la no disciplina, eso es también demoledor. Bueno, para ir terminando, solo mencionar que los medios de comunicación también están en la base de la conducta agresiva. Parece ser que los medios de comunicación y el uso de juegos como videojuegos o el ordenador, que cada vez tienen más presente la conducta violenta, parece ser que ejercen por el modelado que esto supone, además por la desensibilización que produce en frente a la violencia, también un efecto facilitador sobre la agresividad. Alguna nota para terminar. Sí, yo en ese sentido tengo una opinión un poco heterodoxa con lo que se dice en general. Yo preyenso efectivamente que hay una desensibilización y pienso que hay un modelo. Pero lo que no creo es que sea la causa. Es decir, lo que hace la televisión, porque es lo que más… y los juegos con los que los niños tienen acceso a las videoconsolas y todas esas cosas, lo que hacen es producir un modelo. El jugar a matar nunca lleva a matar, porque todos los niños han jugado a matar. Yo siempre digo que si los niños copiasen lo que ven, estaríamos todos muertos, porque no hacen más que ver cómo se mata a gente. Lo que pasa es que cuando tú das el salto a efectivamente tener una conducta agresiva, copias modelos. Y cuando copias el modelo, copias el modelo que has visto. Y a veces eso que has visto es terrorífico. Antes nadie se suicidaba al obonzo y ahora sí, porque se ha visto. Y antes no se veía. Antes se suicidaba ahorcándose y quedaba lo que se veía. Pues ese modelo sí que funciona. El salto yo creo que es por frustraciones y por limitaciones de modelos próximos, como pueden ser las familias, los padres, etcétera, que son modelos cargados emocionalmente y eso funciona mucho más. Bien, pues el tiempo se nos acaba. Muchas gracias a la profesora del barrio por estar esta tarde aquí y agradecer a nuestros oyentes que nos hayan acompañado. Muchas gracias y buenas tardes. [Música] [Música]